Lo primero de todo, debemos
ir mentalizados de que somos los candidatos ideales para el puesto y que si han
elegido nuestro curriculum entre todos, algo habrán visto en él. Si no creemos nosotros,
en nosotros mismos, va a ser muy difícil que convenzamos a nadie de que nos
contrate. Así, que, nada de actitudes negativas, ni de inseguridades. Tenemos
el perfil adecuado para ese trabajo. Además, llevamos la entrevista bien
preparada. Tenemos claro cuáles son nuestras fortalezas y es lo que vamos a utilizar para convencer al
entrevistador. Además, también conocemos
nuestras debilidades y hemos sido capaces en la preparación previa de
reformularlas convirtiéndolo en algo positivo.
Nuestro aspecto también
juega un papel importante en este primer contacto con la empresa. Si bien es cierto que la forma adecuada de
vestirse para una entrevista dependerá mucho del puesto que queramos conseguir,
hay ciertos aspectos que siempre debemos tener en cuenta. No suele ser
conveniente ir arreglado como si fueras
de fiesta ni de sport como si te fueras
de cañas. Hay que tratar de encontrar un vestuario acorde con el puesto, pero
sin que parezca que vayamos disfrazados. Queremos dar la impresión de ser
competentes responsables, una persona en la que se puede confiar. Es importante tener en cuenta que la primera
impresión que se lleve el entrevistador va a tener mucho que ver con nuestro
aspecto y nuestra forma de vestir.
La puntualidad es un aspecto
fundamental a la hora de llegar a una entrevista. Tienes que tener todos los
imprevistos resueltos, da igual que haya tráfico, que se pare el metro o que el autobús no llegue,
debemos estar en el lugar donde se nos ha citado unos cinco minutos antes de la
hora de la cita. Tampoco es conveniente llegar mucho antes, ya que por un lado
tendremos que esperar lo que aumentará nuestro nerviosismo y tal vez
interrumpamos a la persona que nos tenía que entrevistar, lo que puede no
hacerle mucha gracia.
Una vez que el entrevistador
nos reciba, le saludaremos amablemente, tratando de mostrar una actitud de
confianza. Hay que tratar de controlar también nuestra comunicación no verbal (no
cruzar los brazos, evitar tics nerviosos, no mordernos las uñas….). Cuando empiece
la entrevista debemos escuchar activamente al entrevistador y sin
interrumpirle. Trataremos de responder a sus preguntas de forma segura y clara,
pensando bien lo que decimos. (Para eso es interesante el proceso previo de preparación
de la entrevista), trasmitiendo claramente nuestros puntos fuertes. No debemos
hablar demasiado, pero tampoco contestar con un sí o un no.En este tema en la
justa medida está la virtud. Puede ser interesante, llevar algunas preguntas
preparadas para realizarle al entrevistador, ya que esto demuestra interés.
Al despedirnos, evitaremos
alargar la entrevista por el pasillo. Ya que muchas entrevistas se pierden aquí.
El candidato se relaja y puede cometer algún fallo que le haga perder el
empleo. Estaría bien hacer una valoración
de la entrevista cuando lleguemos a casa de nuevo, viendo que aciertos y fallos
hemos podido cometer. Esto nos servirá para futuros procesos.
Y llega la hora de esperar a
que nos llamen. Esta es la parte más dura. Si nos llaman, estupendo, ya tenemos
trabajo ¡enhorabuena!. En caso de que no nos llamen o que no seamos
seleccionados, debemos seguir adelante y no desanimarnos. Conseguir un trabajo
y más hoy en día no es nada fácil. Pero cada entrevista que hacemos estamos un
paso más cerca de conseguirlo. Así que animo y ¡Adelante!
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