miércoles, 28 de enero de 2015

No pasemos por el mundo de puntillas



Quiero reanudar este blog, si me permitís, con algo que me ronda la cabeza desde hace unos días. En las próximas entradas volveré a contaros cosas que me parecen interesantes sobre temas laborales o de formación, pero dejadme que hoy comparta algo que me parece muy importante y que en mi opinión deberíamos aplicar todos un poquito más.

La crisis ha provocado en muchos de nosotros una sensación de incertidumbre constante que nos ha hecho, en cierto modo, quedarnos inmóviles. Al lema de “ya pasara” muchos hemos tratado de refugiarnos hasta que la crisis amaine. Pero el tiempo ha ido pasando y las cosas, aunque algunos digan lo contrario, no han mejorado mucho. Así, que aquí estamos, aproximadamente seis años más viejos, pero con la misma situación.  Y ahora que, ¿seguimos esperando?, ¿continuamos posponiendo nuestra vida, nuestros proyectos pensando que tal vez algún día esto se arregle?

Que quede claro, que no estoy hablando de toda esa gente que lo está pasando realmente mal porque no encuentra un empleo o no tiene para dar de comer a sus hijos y que sale a la calle todos los días luchando por sobrevivir. Hablo de todos aquellos que si bien la crisis les está afectado pueden permitirse el lujo de  pensar ya lo haré mañana. 

Pues bien, es hora de cambiar el chip y empezar a pensar que mañana ya ha llegado. Y que por mucho que le echemos la culpa de nuestras desgracias a los demás, nadie nos va a devolver todo el tiempo que hemos perdido y todo lo que hemos dejado de hacer esperando a que las cosas mejoren
.
El otro día, escuche a alguien decir en la televisión una frase que se me quedo grabada. “el mundo se divide entre la gente que hace cosas y la que no”, y la verdad es que no puede ser más cierta. Hay que empezar a desperezarse y tratar de vivir lo más intensamente que podamos. Despertar cada mañana pensando que el día de hoy es único y que en nuestras manos está el aprovecharlo, tal vez haga que cuando la apatía se empiece a apoderar de nosotros seamos capaces de romper con ella y salir al mundo a vivir.

Y es que al final, lo que nos diferencia es lo que hacemos, como aprovechamos nuestro tiempo. Da igual que nos equivoquemos (bueno igual, igual no da) lo importante es empezar a caminar, a vivir, a cumplir nuestros proyectos, a tener proyectos. Y es que algunos, con esta maldita crisis, nos hemos olvidado incluso de tener proyectos.